martes, 3 de febrero de 2015

La educación


La educación de los niños romanos se llevaba a cabo en el seno de la familia. Durante los primeros años a cargo de la madre, y luego, en el caso de los niños a cargo del padre. Los padres los transmitían los conocimientos de su oficio, las costumbres de los antepasados y los deberes y derechos propios de los ciudadanos. Los enseñaban a leer, escribir y contar, a montar a caballo ya usar la espada y la jabalina.

La escuela, como lugar en el que se reunían alumnos procedentes de varias familias para aprender de un maestro profesional, comienza a generalizarse en Roma. Se trataba de escuelas privadas en las que cada alumno pagaba una cantidad al mes. En el sistema escolar romano había tres niveles: ludus litterarius, la escuela de gramática y la escuela de retórica.

Primera etapa: ludus litterarius:

La primera etapa, que abarcaba hasta los 11 ó 12 años, era a cargo del litterator o magister ludi. Eran escuelas que tenían poco prestigio. Los profesores estaban mal considerados y mal pagados. Solían ser hombres de condición social muy baja. Las familias de lla nobilitas no acostumbraban a enviar a sus hijos a estas escuelas. Los niños de familias de clase media solían ir a la escuela acompañados de un esclavo, muchas veces también de origen griego. La función de este maestro era enseñar a leer, escribir y contar. 
La metodología que se utilizaba era lenta, pesada y aburrida. Se empezaba por enseñar el nombre y el orden de las letras, luego se enseñaba a escribirlas. Contar tampoco les resultaba fácil, ya que tenían que combinar un sistema decimal con el duodecimal, que utilizaban en algunas actividades de la vida cotidiana. No había ningún lugar concreto destinado a la escuela; cualquier local, aislado de la gente con una simple cortina, podía ir bien porque un litterator hiciera clase. El mobiliario era escaso.

Segunda etapa: la escuela de gramática:

Estos estudios estaban reservados, casi a los hijos de familias con recursos, y abarcaban desde los 12 años hasta los 16. Muchos dejaban la escuela al final de este nivel para iniciarse en el mundo de los negocios. El ludus grammaticus estaba pensado como preparación para el nivel superior. Era impartido por un profesor, que tenía un poco más de prestigio y estaba mejor pagado. Los primeros profesores eran griegos. En estas escuelas se enseñaba básicamente la lengua y la literatura griega, y se utilizaba la lengua griega. Pero la lengua griega fue vontinuar predominante siempre.
La metología que se utilizaba estaba regulada. Se dividía en varias etapas:

    1. La lectura del texto en voz alta.
    2. Comentario para comprender perfectamente el texto.
    3. Crítica del texto y comentario de los errores detectados.
    4. Juicio sobre la obra o fragmento leído.

Los autores sobre los que se trabajaba eran los clásicos: entre los griegos, Homero, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Ispo y entre los autores latinos, Livio Andrónico, Ennio y más tarde Cicerón, Virgilio y Horacio.

Tercetos etapa: la escuela de retórica:

Los que se querían preparar para la vida pública o para ejercer la abogaría contemplar su formación en las escuelas de retórica. Lo que se estudiaba y practicaba era el arte de hablar en público. Los introductores de este arte en Roma fueron los rhetor griegos. Como aprendizaje teórico se estudiaba la retórica griega, sobre los modelos griegos, con manuales griegos y en lengua griega. Sólo a partir del siglo I aC se comenzó a aceptar rhetor latinos ya publicar manuales en latín. Estudiaban diversas partes de la retórica, los diversos tipos de discurso, las partes que los formaban. También se estudiaba la filosofía griega y se comenzaba el estudio del derecho.

Las suasoriae eran discursos en los que el estudiante, mediante los argumentos a favor y en contra, había que justificar la forma de actuar dd'un personaje histórico o mitológico. Las Controversiae eran debates entre alumnos que debían defender tesis opuestas sobre problemas imaginarios en casos civiles y criminales.

Los temas escogidos oer los dos ejercicios estaban muy alejados de los problemas reales, la mayoría eran anacrónicos, artificiosos y rebuscados. Como culminación de este aprendizaje en las escuelas de su propia ciudad, era frecuente en el caso de las familias ricas y de los alumnos más destacados. A partir de ese momento, el joven romano destinado a la cerrera política podía empezar a medir sus armas en el foro como abogado, en espera de que se presentara la ocasión de participar en las elecciones a su primera magistratura, que solía ser qüestor o tribuno militar.

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